Todo comenzó en 2014 cuando once viviendas de la localidad de Amorebieta en Bizkaia tuvieron que ser desalojadas por la detección de graves daños en sus estructuras a causa de una plaga de termitas.
Desde entonces hemos ido viendo publicada la misma noticia verano tras verano sobre la planificación del derrumbe de las once casas de Amorebieta
Un auténtico déjà vu, donde la noticia parece un calco. “Las once casas afectadas por termitas en Amorebieta serán demolidas en verano.”
La alerta se produjo cuando en el mes de julio de 2014 uno de los techos se vino abajo mientras el propietario realizaba una reforma sin licencia. Al desplazarse los técnicos del Ayuntamiento ante el aviso de derrumbe, estos encontraron que la vivienda se encontraba muy deteriorada por la acción de las termitas en la madera estructural. Eso indujo a los técnicos a revisar las viviendas aledañas, detectando que también se encontraban afectadas por la misma plaga. Las vigas de las casas afectadas se encontraban muy debilitadas por la acción de las termitas que se alimentan de esta madera desde el interior. Es por ello que cuando la plaga fue detectada los daños eran irreparables y la seguridad de sus propietarios corría grave peligro. Después de esta primera inspección, una empresa de control de plagas realizó diferentes catas confirmando que las vigas que debían soportar la estructura de las viviendas se encontraban prácticamente vacías por dentro existiendo serio riesgo de derrumbe.
El Ayuntamiento de Amorebieta decidió hacerse cargo de los costes de derribo así como de las indemnizaciones por expropiación de las viviendas. Así pues comenzaron los trámites de expropiación, permisos de derribo, indemnizaciones a los propietarios, etc. Al encontrarse las viviendas junto a la carretera, la Diputación debía autorizar las obras de demolición. Para evitar problemas en la circulación por dicha vía, la Diputación ofreció dos posibilidades para el derrumbe, hacerlo por la noche o en verano. El Consistorio de Amorebieta entendía que hacerlo por la noche causaría muchas molestias a los vecinos y supondría mucho más tiempo de trabajo. Por ello el derrumbe se planificó para el verano. Los trámites administrativos especialmente los de expropiación, han ido retrasando la operación, que por fin parece se realizará este verano.