Cada vez es más habitual la presencia de especies invasoras y el incremento de las mismas. Las empresas de control de plagas en Bilbao y Bizkaia disponen de diferentes herramientas para hacer frente a este tipo de situaciones, pero siempre se buscan alternativas para paliar su expansión. Ahora la Universidad de Valladolid ha apostado por la aplicación de técnicas sostenibles para combatir esta situación y gracias a una investigación ha detectado varias especies de hongos para combatir las plagas forestales.
Este tipo de especie se podrían utilizar en el control de plagas y en enfermedades forestales que mayormente afectan a robles, encinas y alcornoques.
Según informa la universidad pública, El Grupo de Patología Forestal del Instituto de Gestión Forestal Sostenible (IuFOR) ha desarrollado este estudio buscando hongos entomopatógenos (capaces de matar insectos), dentro del proyecto europeo Life Miycorestone. Lo importante de este estudio radica en que buscan “especies locales” que sean capaces de realizar labores de “desinsectación” respetando el medio ambiente.
¿En qué consiste este estudio?
Los investigadores emplearon diversos insectos modelo con el fin de probar una gran cantidad de hongos aislados de las zonas afectadas por la enfermedad. Para ello, los técnicos inocularon y evaluaron diferentes especies, detectando diversos individuos con gran capacidad insecticida contra la culebrilla del corcho, talador de la encina etc., algunos de los animales más dañinos.
¿Por qué es preciso el control de plagas?
El grupo de investigación achaca a dos factores fundamentales que hacen mella en la aparición de plagas en este tipo de ecosistemas. Estas son la globalización y el cambio climático.
Ya es sabido que la globalización está afectando a amplios aspectos sociales, económicos, y repercute hasta la naturaleza con la entrada de especies invasoras. Según esta estudio, en un ecosistema estable las posibilidades de sufrir una plaga son mínimas. El problema reside cuando entra esa especie, no encuentra “enemigos” y se adueña de la situación.
En segundo lugar, se trata del cambio climático. Según el responsable del informe, este aspecto “está provocando un desajuste en las condiciones de árboles o insectos que se han aguantado unos a otros. Con un incremento de la temperatura, una precipitación extrema o una sequía hacen que las defensas vegetales se debiliten”. Esto hace que especies que hasta ese momento se consideraban “amigos” cambian de bando y empiezan y tratarse como enemigos del árbol. Este estudio hace hincapié particularmente en los bosques mediterráneos, especialmente las dehesas, como los más perjudicados por este aspecto y supone una amenaza para su viabilidad.
Este trabajo de emplear hongos en las labores de control de plagas forestales se enmarca dentro del proyecto Life Miycorestone. Allí la Universidad de Valladolid en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (IRNASA, Salamanca), el National Research Council (Italia) y varias empresas europeas tienen como fin optimizar este tipo de cuestiones y buscar alternativas lo más eficaces para el control de plagas.