La plaga de procesionaria llega con fuerza a Bilbao y Bizkaia

Como cada año por estas fechas, la oruga procesionaria vuelve a ser noticia y no para bien. Una año más y van…, Anecpla ha alertado que vuelve con fuerza este tipo de plaga muy extendida por cualquier rincón de la Península. Un invierno benévolo y la escasez de lluvias están detrás del incremento de esta especie que puede causar reacciones alérgicas a personas y mascotas.

Por desgracia, ya se han visto en diferentes zonas los primeros ejemplares cuando antes no aparecían hasta bien entrada la primavera.

Las empresas de control de plagas insisten en la importancia de hacer unas labores de prevención como la manera más eficaz de combatir a esta especie que causa estragos en los árboles donde anida. De hecho, desde la asociación nacional de empresas de sanidad ambiental establecen que con las restricciones a nivel legal del empleo de productos biocidas solo ha quedado la endoterapia como el tratamiento más efectivo. Un método muy eficaz, respetuoso con el medio ambiente y costoso que solo puede ser empleado por profesionales. Desgraciadamente este alto coste hace que muchos se replanteen su utilización, sobre todo, en el caso de grandes masas arbóreas.

¿Qué pasa si te pica la oruga procesionaria?

Más allá de los problemas que cause en los pinos, desde Anecpla hicieron hincapié en que personas y mascotas también pueden ser víctimas de la procesionaria ocasionando “desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas”. Sin olvidar los daños que pueden causar en los animales domésticos como los perros. Simplemente olisqueándolas o lamiéndolas pueden ser el origen de la inflamación del hocico, picores intensos en las partes afectadas y abundante salivación.

Las causas de estas reacciones vienen dadas porque los pelos de la procesionaria, denominados tricomas, son una especie de defensa que esta especie lanza cuando se siente amenazada. Se calcula que cada individuo puede tener alrededor de 500.000 de estos “pelos” que ante el más mínimo contacto pueden ocasionar dificultades tanto en seres humanos como en animales. De hecho perros y niños suelen las principales “víctimas” de esta especie por su curiosidad ya que no dudan en tocarlos y/o jugar con ellos con el riesgo que conlleva.

La presencia de la plaga de oruga procesionaria es habitual en parques y jardines urbanos, donde también es común que menores y mascotas estén a su alrededor. Por eso, Anecpla y las empresas de control de plagas alertan de la importancia de la realización de unas labores de prevención y hacen un llamamiento a los vecinos a que tengan cuidado con los perros y los niños pequeños para que no se acerquen, ni jueguen con ellos.

Por culpa del cambio climático, cada vez es más habitual que la plaga de oruga procesionaria vuelva con más fuerza y el único remedio eficaz y contundente son unos trabajos de prevención. Profesionales piden más herramientas para actuar ante esta situación antes de que nuestros árboles sufran más.