Hace unas semanas hacíamos referencia a una noticia sobre la aparición de la rata negra en Madrid. Uno de los aspectos más destacados de esa información era que los técnicos en control de plagas aseguraban que este especie no podía catalogarse como tal. A consecuencia de esta afirmación nos ha surgido la curiosidad sobre cuándo se puede emplear el término plaga y los motivos por los que esta especie de roedor no está calificada bajo este concepto.
En un principio la palabra plaga se asociaba a la agricultura cuando un microrganismo, un animal o una planta tenían un efecto negativo sobre la cosecha.
Ahora este término ha cambiado y tanto las empresas de control de plagas como la sociedad en particular empleamos este vocablo al referirnos a un gran número de roedores, insectos, aves etc. que habitan en las ciudades. Entonces, ¿cómo podemos definir la palabra plaga?
¿Qué es una plaga?
La Real Academia Española (RAE) define plaga como: “aparición masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan graves daños a poblaciones animales o vegetales”.
La definición de la RAE difiere bastante de lo que se puede entender como plaga urbana y proviene de cuando la actividad agrícola se centraba en las afueras de las ciudades. Esta situación unida a unas óptimas condiciones de habitabilidad propició que insectos y roedores, mayormente, comenzarán a refugiarse en el ambiente urbano.
Para actualizar el término, a esta definición se le puede añadir que además de estos deterioros a las poblaciones vegetales y/o animales, también repercuten en la actividad laboral con las consiguientes pérdidas a nivel económico o material.
Plagas urbanas en Bilbao
Hoy en día vemos como un hecho normal que las grandes ciudades sufran plagas de roedores, aves o insectos. Los ayuntamientos se centran en llevar unas labores de prevención y realizar campañas de desratización y/o desinsectación para evitar que el número aumente de manera desproporcionada.
Las condiciones del medio urbano son propicias para padecer este tipo de inconveniente. Buenos lugares donde cobijarse y la obtención fácil de alimentos son los hábitats idóneos para que estas especies se adapten y se reproduzcan sin control.
Para evitar llegar a este fin, los consistorios a nivel municipal y las empresas de control de plagas a nivel particular, y en algunos casos a nivel público, somos las encargadas de poner remedio a este problema No solo por las molestias que pueden causar en el día a día, sino porque hay algunas especies que son de vectores de enfermedades que pueden suponer un grave inconveniente para los habitantes.
Aunque la presencia de la rata negra en Madrid no ha llegado a estos niveles, no se puede bajar la guardia y se debe realizar un control sobre esa especie. Para ello, la adopción de una serie de medidas junto con la colaboración ciudadana resultará primordial para vigilar a este roedor e impedir su propagación.