Dentro de los diferentes servicios que brindan las empresas de control de plagas, la fumigación es el término con el que más se las relaciona. Ya sea una vivienda, comunidad de vecinos o local comercial cuando vemos una cucaracha o algún otro insecto siempre se demanda este servicio. Eso sí, muchos desconocen qué es exactamente la fumigación y para qué sirve.

Para aquellos que desconozcan la terminología de este sector, hay que decir que la palabra fumigación no es exactamente correcta ya que el término adecuado es desinsectación.

Hoy en día los servicios de eliminación de insectos son los que más se prestan en localidades como Bilbao, Barakaldo etc. Grandes municipios que por su actividad tiende a ser más proclives a sufrir este tipo de plagas.

¿Qué se entiende por fumigación?

Podemos definir la fumigación como un tratamiento en el que se emplean diferentes productos para erradicar o prevenir plagas de insectos, ya sean rastreros o voladores. Este sistema puede ser utilizado tanto en lugares cerrados (viviendas, locales comerciales etc.) como en espacios abiertos (parques, cultivos…)

Este método es un procedimiento donde se utilizan agentes químicos para erradicar con garantías este problema, aunque su uso está en desuso por la legislación existente, y por el avance significativo en otro tipo de tratamientos.

Además, es un proceso bastante complejo por lo que sólo debe ser realizado por una empresa de control de plagas. Un profesional garantizará la seguridad y conseguirá el objetivo deseado, ya que analizará el escenario y establecerá el tipo de fumigación más adecuada según el escenario.

¿Para qué sirve la fumigación?

Como hemos dicho unas líneas más arriba, la fumigación sirve para erradicar una plaga de insectos. La alta efectividad hace que fuera un método muy demandado ya que dependiendo del tipo de fumigación puede penetrar en grietas y pequeños orificios que otros sistemas no pueden.

Eso sí, a la hora de enfrentarse a un proceso de fumigación siempre se debe contar con la figura de un técnico en control de plagas. Él será el encargado de examinar el área a tratar y hacer frente a esta situación. Una vez analizada, se establece una serie de actuaciones para que sea eficaz. Por ejemplo se protegen aquellos elementos que no vaya a formar parte del tratamiento. Se cubrirán aquellas zonas donde no tenga que penetrar el insecticida. Realizado este paso, se procederá a realizar la fumigación con la garantía de que no existirá ningún riesgo para terceras personas.

Cabe recordar que algunos insectos son vectores de enfermedades por lo que unas labores de prevención y fumigación nunca son descartables. Cucarachas, algunos mosquitos etc., pueden transmitir males que en algunos casos pueden tener graves consecuencias, por eso cualquier acción nunca se queda corta.

El gran hándicap del empleo de este sistema es que su uso intensivo puede provocar daños al medio ambiente, y en algunos casos pueden que las plagas se vuelvan resistentes como ya ha sucedido con algunas especies.

A la hora de enfrentarse a una desinsectación o desratización, si se quieren obtener buenos resultados, la apuesta por una empresa de control de plagas es la única solución. Ellos conocen perfectamente los tratamientos existentes y cuáles son los más efectivos. Sabrán establecer un proceso para eliminar cualquier tipo de insecto con total garantía.