Incremento de la rata negra en las grandes ciudades de la Península

Parece ser que las tornas han cambiado en lo referente a la aparición de la rata negra. Lo que parecía un caso puntual y que no presentaba gravedad, ahora ha cambiado exponencialmente. Según Anecpla, la plaga de la rata negra se extiende por la Península siendo Madrid la capital más afectada. Eso sí, desgraciadamente la presencia de este tipo de roedor no para de incrementarse y localidades como Valladolid pueden dar buen ejemplo de ello.

Según los datos facilitados por el consistorio madrileño, en la capital han pasado en dos años de tener localizados una decena de focos a 35.

Todos estos aspectos fueron analizados en una jornada donde se examinaba la presencia de este roedor en las grandes ciudades. A este simposio acudieron asociaciones, empresas de control de plagas y representantes de la administración pública donde debatieron sobre la actual situación y los riesgos asociados a su evolución y gestión.

Los expertos congregados acordaron que unas labores de prevención, desratización y la colaboración ciudadana resultan fundamentales para paliar los efectos de esta especie. Debemos recordar que la rata negra es un vector de transmisión de enfermedades como la leptospirosis, la toxoplasmosis o el hantavirus por lo que no se debe bajar la guardia ante su presencia.

¿Cómo actuar ante la plaga de la rata negra?

Para paliar los efectos negativos derivados, desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental reconocen que la colaboración entre todos los agentes afectados: ayuntamientos, técnicos de gestión de plagas y la propia ciudadanía resulta imprescindible.

Cabe recordar que el ámbito de actuación de esta especie se centra en los parques y en los jardines de las ciudades, por lo que las labores de control son totalmente diferentes a las ratas de alcantarillado que conocemos habitualmente. De hecho, suelen construir sus nidos en los árboles, siendo uno de los principales quebraderos de cabeza de los profesionales.

Desde Anecpla alertaron que el problema reside en que en su lugar de actuación hay mucho tránsito de personas y niños con lo que las medidas deben ser diferentes a lo que están habituados los profesionales de este sector. Este aspecto complica mucho la gestión y es una de las principales causas de su expansión.

Junto a este matiz, los ponentes también acordaron que el dar alimento a las palomas o a los gatos también es otro de los aspectos a evitar. Los restos de la comida depositada en la calle para dar de comer a estos animales, acaban en los estómagos de las ratas negras lo que facilita su reproducción.

Por eso, desde Anecpla señalan que no solo las empresas de control de plagas y los consistorios deben esforzarse en realizar estas tareas. La colaboración ciudadana resultará fundamental para paliar una dificultad que parecía pequeña, pero que se ha convertido en una gran bola de nieve con el paso de los años. Tan solo evitando dejar restos de comida en la calle será un paso enorme para impedir su proliferación e impedir su expansión a localidades limítrofes o a municipios donde su detección todavía no se haya producido.

La cooperación entre todos los agentes involucrados es el mejor tratamiento para frenar a la rata negra. Empresas de control de plagas, instituciones públicas y ciudadanía debemos trabajar conjuntamente ante un problema que principalmente lo están sufriendo en Madrid, pero que todavía no ha llegado ni a Bilbao ni a los municipios vizcaínos.