Resulta tentador comprar insecticidas y rodenticidas para intentar acabar con plagas de insectos y roedores sin tener que contar con empresas de control de plagas.
Es más económico, tanto que siempre se puede probar y si no se consigue ya se llamará a la empresa de control de plagas de Bilbao o la población que proceda. El problema radica cuando sí existe un coste económico o personal por una mala aplicación de un tratamiento con biocidas.
Costes económicos por el mal uso de los insecticidas
Cuando se intenta controlar una plaga de manera no profesional, es decir, por un particular o empresario hostelero, existen costes económicos. Por un lado el coste del biocida, que aunque es menor que el coste de contar con una empresa de control de plagas, no deja de ser un coste. Por otro lado el coste de las pérdidas de alimentos por una eliminación fallida o tardía. Y por último la pérdida de clientes o cierre de negocios como bares y restaurantes por condiciones no aptas para el desarrollo de la actividad.
Mención aparte merecen los tratamientos de la madera, que en la gran mayoría de casos como los remedios caseros contra carcoma o termita, no consiguen otra cosa que retrasar las acciones efectivas profesionales y aumentar los daños de la plaga.
Costes para la salud de las personas
Peor que los costes económicos son los daños para la salud de las personas. Permanecer con una plaga más tiempo de lo necesario aumenta la posibilidad de que esta actúe como vector de transmisión de enfermedades o incomodidades para las personas.
Además cuando los productos biocidas cuentan con la etiqueta “uso por personal profesional especializado” nos encontramos con productos especialmente peligrosos para la salud de las personas. Es el caso de los rodenticidas, que están basados en productos anticoagulantes para eliminar ratas y ratones, pero que tienen un efecto similar en las personas. Cuando estos productos no son utilizados por personal cualificado de empresas de control de plagas, existe un gran riesgo para la salud tanto del aplicador como de otras personas. Es el caso que ha pasado hace un mes en Pamplona. En un establecimiento de Kebab han resultado intoxicados dos jóvenes por ingerir producto rodenticida, precisamente .por no haber tenido en cuenta los protocolos de seguridad alimentaria establecidos para el tratamiento de desratización correspondiente. Es precisamente en los locales de hostelería donde mayor riesgo existe y donde la mala praxis puede derivar en un delito contra la salud pública. Es por ello que la Asociación de Empresas de Control de Plagas ha realizado un llamamiento explícito sobre el uso responsable de los rodenticidas
Lo barato suele resultar caro, pero cuando está en juego la salud, el precio puede ser demasiado elevado.