El pasado 26 de marzo se celebró el Día Mundial del Clima, efeméride que trata de concienciar a la sociedad de los problemas que ataña el calentamiento global en nuestro día a día. El incremento de la temperatura trae consigo una gran repercusión como es la aparición de fenómenos meteorológicos extremos y un aumento del nivel del mar. Otros de los efectos, y quizás no tan conocido, tiene que ver con las empresas de control de plagas, ya que se estima que el cambio climático es el gran culpable de la expansión de plagas.
Más allá de la desaparición de especies animales y vegetales, la aparición de insectos fuera de sus ecosistemas habituales implica un elevado riesgo de transmisión de enfermedades vectoriales.
Según la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), la zona del Levante español se está convirtiendo en un lugar donde se dan casos de enfermedades tropicales. La llegada del mosquito tigre (Aedes albopictus) en 2014 y las condiciones atmosféricas con altas temperaturas y la humedad la han convertido en el lugar idóneo para la proliferación de insectos, “vectores de transmisión de enfermedades como el Dengue, el Zika o el Chikungunya”.
A pesar de las labores de control y desinsectación llevadas a cabo por compañías de sanidad ambiental, desde 2004 los casos de este tipo de dolencias siguen aumentando, suponiendo un riesgo alto de salud pública.
Eliminación de insectos
En los últimos años la Península ha sido testigo de dos hechos que produjeron cierta alarma social. El primero sucedió hace un par de veranos cuando hubo un brote del Virus del Nilo Occidental en Andalucía. Transmitido por el mosquito común (Culex pipiens), generalmente no tiene ningún tipo de problema, más que las molestias habituales, ese año produjo varias muertes.
El segundo caso tiene que ver con un insecto tan común como las garrapatas, vectores transmisores de graves enfermedades como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la enfermedad de Lyme o la encefalitis vírica. En el último año su expansión se ha multiplicado y en 2016 se detectó en el Estado el primer caso fiebre hemorrágica Crimea-Congo. Desde entonces, se han descubierto nueve casos más, de una enfermedad que es endémica de África.
¿Y este incremento de insectos a qué se debe? Desde Anecpla señalan al cambio climático como el gran culpable. “Los ciclos reproductivos de las plagas se acortan, provocando que se desarrollen varias generaciones en una misma temporada y las estaciones más cálidas alargan los periodos de actividad”.
La prevención, la mejor herramienta para el control de plagas
Por eso hacen un llamamiento a poner freno al calentamiento global, ya que puede derivar en la aparición de nuevos males. Según esta asociación, si la situación continua así, el escenario cada vez será más complejo y las empresas de control de plagas en Bilbao, Bizkaia y cualquier punto de la península tendrán más trabajo. De hecho, vuelven a ponerse en manos de las administraciones públicas para colaborar. Sin olvidar, alertar de la importancia de las labores de prevención como la mejor herramienta para atajar este problema y evitar que se descontrole. Todos sabemos cómo ha derivado la situación con otras especies como el mosquito tigre o la avispa asiática.
Si el calentamiento global es uno de los culpables de la expansión de plagas de insectos, cualquier sector de la sociedad está obligado a colaborar. Cualquier pequeña contribución realizada por muchas personas ayudará a frenar este aspecto y dificultar la aparición de especies que hasta ahora están lejos de nuestras fronteras.